domingo, 18 de noviembre de 2012

Estocolmo. Primer Día.

Juliet, debido a tu reciente internación - la cual lamento inmensamente- es que he decidido mantener nuestro vinculo epistolar, aunque no puedas contestar mis misivas. Se que si pudieras, lo harías. He hablado con Elise Tillard, la encargada de enfermeras y me prometió que todas las noches antes de tu última comida, la cuidadora de turno va a leerte en voz tenue y tratando de no ser tosca, mis palabras. Si supieras lo que nos ha costado ponernos de acuerdo, ella en su sueco elemental y yo en mi alemán empobrecido.
Te pido cierres los ojos e imagines esta música cada vez que tu pierna falle. Este preludio es la única manera que tengo de estar allí cuidándote. Tendrás claro el motivo por el que te recuerdo esta sucesión de notas y no otra, en este momento y bajo estas extrañas circunstancias. No contradigas a los médicos, ellos necesitan que creas en su conocimiento.


Cariños, C.
Pd: Los petirrojos me preguntaron. Les susurre con palabras amables todo lo que debía.


















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