lunes, 19 de noviembre de 2012

Preludio 1


Estimada Catherine

Temo que solo voy a contestar a esta carta hasta poder salir de mi internación, no me es fácil escribir con estos dolores. La enfermera de esta tarde ha sido tan poco cálida conmigo como mi madre en los últimos años de mi niñez, he dormido mucho ayer y creo que podré esperar a quien la siga en turno para sentirme mejor. Catherine he empezado a recordar mucho algo que no es un recuerdo, tengo miedo de perder los vértices de mis deseos, aquí las persianas son grandisimas no logro nunca ver más que los fragmentos de luz que entre ellas se escapan. Vas a tener que perdonar mis incoherencias, son parte de lo que soy aquí, me dan medicamentos todo el tiempo, creo que están haciéndome daño, como no puedo salir, se aprovechan de su falta de sabiduría para mantenerme calma.

Tengo la sensación de haberte escuchado anoche al lado de mi cama, como cuando viajábamos, recuerdo mientras me dormía el pasar de las hojas de tu libro. Ahora escucho frases en sueco todo el día, por suerte tengo Jane Eyre en lo que quedó de mi bolsa, al caer la noche pediré una vela y comenzaré a leerla de nuevo.

Mariel la enfermera que ha traído este lápiz de carbón y hojas, es bellisima, austera como todos, pero en sus ojos hay brillo, es casi un Modigliani. Le conté sobre los petirrojos, inventé en un rapto de locura y bienestar, una historia sobre petirrojos, me pareció que una joven de su naturaleza podría entenderlo, pero no Catherine, sigo estando sola aquí, me miró y me preguntó si quería cenar, la observé en silencio y me dormí, me tranquilizo pensar en que al menos sigue siendo nuestro secreto.

En pocos días estaré viajando de nuevo. Me envolverán durante la noche los petirrojos, los aguardo como a tus cartas, recordaré este brillo antes de caer en la almohada.

Tienne dans le monde et à la distance,

Juliet

Pd: Te dejo el Modigliani, tengo muchas láminas en mi cuaderno, quiero que guardes esta.




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